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Conforme las generaciones jóvenes reconfiguran sus aspiraciones laborales, el perfil de Alexis Omman se alinea con una tendencia emergente: el deseo de vivir una vida menos convencional, donde la seguridad financiera tradicional no sea el único motor. Alexis, un joven originario de Veracruz, dio un giro radical a su carrera al abandonar el mundo financiero para dedicarse a crear contenido en redes sociales. “No me arrepiento de haber dejado las finanzas”, afirma, mientras reconoce que el trabajo en el sector no le proporcionaba la motivación para levantarse con energía cada día. Al iniciar su carrera como influencer, su enfoque se centró en una “felicidad social”, un concepto que él mismo define como la idea de que el contenido positivo y emocional puede ser tan atractivo como el contenido morboso y superficial que domina las redes.
Sin embargo, Alexis no siempre estuvo seguro de que este fuera el camino correcto. En sus primeros años en la universidad, su meta era abrirse camino en finanzas, donde logró colocarse rápidamente, pero la falta de sentido en su trabajo y la necesidad de hacer algo diferente lo llevaron a experimentar con el mundo digital. “Probé abrir una empresa de popotes, luego de tuneo de coches, incluso un negocio familiar. Todo falló, hasta que descubrí TikTok y le pregunté a mi mamá, ¿y si ahora intento ser influencer?”, cuenta. El camino social de Alexis comenzó de forma improvisada. En 2020, tras años de trabajo en finanzas, decidió probar suerte en TikTok, buscando una salida a la rutina laboral que lo mantenía insatisfecho. Su contenido inicial era modesto: regalar cubrebocas en las calles durante los inicios de la pandemia. Con el tiempo, sus ideas escalaron y pasó de regalos pequeños a gestos más ostentosos, como obsequiar motocicletas, viajes e incluso casas. A través de esta dinámica, Alexis no solo atrajo a miles de seguidores, sino que también capturó el interés de marcas dispuestas a patrocinar sus iniciativas. Esto le permitió construir una base financiera sólida para seguir produciendo contenido y crecer de forma sostenida. “Lo que hago es reinvertir lo que las marcas me pagan, para poder crear contenido de calidad que toque vidas”, explica. La decisión de Alexis y de otros jóvenes de seguir una carrera de influencer, en lugar de optar por empleos tradicionales, muestra un cambio de paradigma. Hoy, para muchos, la “seguridad” de un empleo fijo es menos atractiva que la posibilidad de construir una marca personal en redes, a pesar de la inestabilidad que implica. Según el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), el salario promedio de un financiero ronda los 15,000 pesos mensuales, una cifra que, si bien ofrece estabilidad, no satisface la búsqueda de libertad creativa y de impacto social que muchos jóvenes como Alexis valoran. La generación centennial, sobre todo, parece preferir opciones de carrera que les permitan explorar su creatividad y conectar emocionalmente con una audiencia global. Aun así, el trabajo de influencer no está exento de retos y obstáculos. Alexis describe el proceso de obtener alianzas con marcas como “una montaña rusa”, en la que debe equilibrar contenido emocional y auténtico con estrategias de alcance masivo. “No se trata solo de hacer contenido que genere dinero o vistas; también busco que cada video lleve un mensaje positivo”, comenta. Para lograr esto, Alexis y su equipo estudian las tendencias de consumo y adaptan sus ideas en función de lo que su audiencia quiere ver. Este enfoque estratégico lo ha llevado a colaborar con marcas como Netflix, Spotify y Grupo Modelo, quienes han reconocido el valor de su contenido en un mercado donde el engagement real es cada vez más difícil de lograr. Alexis Omman asegura que en su rol como influencer, el objetivo no es solo alcanzar altos números de vistas, sino inspirar a otros a hacer el bien. Esta “felicidad social” que promueve se manifiesta en sus decisiones de contenido, muchas de las cuales implican gestos altruistas hacia personas que encuentra en la calle, a quienes ayuda sin esperar nada a cambio. “La idea es que cada video tenga un efecto real y positivo en la vida de alguien”. Para muchos jóvenes, la figura de Alexis Omman representa una opción de vida diferente y aspiracional. En lugar de seguir una trayectoria profesional tradicional, Alexis demuestra que es posible tener éxito y generar un impacto sin renunciar a los valores personales. La apuesta de las marcas por creadores como evidencia un cambio en las estrategias de marketing, donde la autenticidad y el engagement emocional son cada vez más valorados. En un escenario en el que la presencia digital puede construir o destruir una marca, Alexis Omman ha encontrado su nicho y ha demostrado que, a veces, la mejor forma de ganar es no seguir el camino tradicional.
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Conforme las generaciones jóvenes reconfiguran sus aspiraciones laborales, el perfil de Alexis Omman se alinea con una tendencia emergente: el deseo de vivir una vida menos convencional, donde la seguridad financiera tradicional no sea el único motor. Alexis, un joven originario de Veracruz, dio un giro radical a su carrera al abandonar el mundo financiero para dedicarse a crear contenido en redes sociales. “No me arrepiento de haber dejado las finanzas”, afirma, mientras reconoce que el trabajo en el sector no le proporcionaba la motivación para levantarse con energía cada día. Al iniciar su carrera como influencer, su enfoque se centró en una “felicidad social”, un concepto que él mismo define como la idea de que el contenido positivo y emocional puede ser tan atractivo como el contenido morboso y superficial que domina las redes.
Sin embargo, Alexis no siempre estuvo seguro de que este fuera el camino correcto. En sus primeros años en la universidad, su meta era abrirse camino en finanzas, donde logró colocarse rápidamente, pero la falta de sentido en su trabajo y la necesidad de hacer algo diferente lo llevaron a experimentar con el mundo digital. “Probé abrir una empresa de popotes, luego de tuneo de coches, incluso un negocio familiar. Todo falló, hasta que descubrí TikTok y le pregunté a mi mamá, ¿y si ahora intento ser influencer?”, cuenta. El camino social de Alexis comenzó de forma improvisada. En 2020, tras años de trabajo en finanzas, decidió probar suerte en TikTok, buscando una salida a la rutina laboral que lo mantenía insatisfecho. Su contenido inicial era modesto: regalar cubrebocas en las calles durante los inicios de la pandemia. Con el tiempo, sus ideas escalaron y pasó de regalos pequeños a gestos más ostentosos, como obsequiar motocicletas, viajes e incluso casas. A través de esta dinámica, Alexis no solo atrajo a miles de seguidores, sino que también capturó el interés de marcas dispuestas a patrocinar sus iniciativas. Esto le permitió construir una base financiera sólida para seguir produciendo contenido y crecer de forma sostenida. “Lo que hago es reinvertir lo que las marcas me pagan, para poder crear contenido de calidad que toque vidas”, explica. La decisión de Alexis y de otros jóvenes de seguir una carrera de influencer, en lugar de optar por empleos tradicionales, muestra un cambio de paradigma. Hoy, para muchos, la “seguridad” de un empleo fijo es menos atractiva que la posibilidad de construir una marca personal en redes, a pesar de la inestabilidad que implica. Según el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), el salario promedio de un financiero ronda los 15,000 pesos mensuales, una cifra que, si bien ofrece estabilidad, no satisface la búsqueda de libertad creativa y de impacto social que muchos jóvenes como Alexis valoran. La generación centennial, sobre todo, parece preferir opciones de carrera que les permitan explorar su creatividad y conectar emocionalmente con una audiencia global. Aun así, el trabajo de influencer no está exento de retos y obstáculos. Alexis describe el proceso de obtener alianzas con marcas como “una montaña rusa”, en la que debe equilibrar contenido emocional y auténtico con estrategias de alcance masivo. “No se trata solo de hacer contenido que genere dinero o vistas; también busco que cada video lleve un mensaje positivo”, comenta. Para lograr esto, Alexis y su equipo estudian las tendencias de consumo y adaptan sus ideas en función de lo que su audiencia quiere ver. Este enfoque estratégico lo ha llevado a colaborar con marcas como Netflix, Spotify y Grupo Modelo, quienes han reconocido el valor de su contenido en un mercado donde el engagement real es cada vez más difícil de lograr. Alexis Omman asegura que en su rol como influencer, el objetivo no es solo alcanzar altos números de vistas, sino inspirar a otros a hacer el bien. Esta “felicidad social” que promueve se manifiesta en sus decisiones de contenido, muchas de las cuales implican gestos altruistas hacia personas que encuentra en la calle, a quienes ayuda sin esperar nada a cambio. “La idea es que cada video tenga un efecto real y positivo en la vida de alguien”. Para muchos jóvenes, la figura de Alexis Omman representa una opción de vida diferente y aspiracional. En lugar de seguir una trayectoria profesional tradicional, Alexis demuestra que es posible tener éxito y generar un impacto sin renunciar a los valores personales. La apuesta de las marcas por creadores como evidencia un cambio en las estrategias de marketing, donde la autenticidad y el engagement emocional son cada vez más valorados. En un escenario en el que la presencia digital puede construir o destruir una marca, Alexis Omman ha encontrado su nicho y ha demostrado que, a veces, la mejor forma de ganar es no seguir el camino tradicional.
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